10 noviembre 2021

“A pesar del exponencial crecimiento de los conocimientos biomédicos, un profesional podría ejercer durante 35 años sin estar sujeto a ningún otro proceso formativo que no sea el compromiso moral al que le obliga el código deontológico de actualizar su competencia”, explica en su artículo Arcadi Gual Sala, catedrático de la Facultat de Medicina (UAB) y director de SEAFORMEC-SMPAC, publicado en el último número de la Revista Clínica de Medicina de Familia.

En este artículo, Gual narra cómo a partir del momento en el que los médicos obtienen sus credenciales, primero de grado/licenciado y luego la especialidad, la actualización de conocimiento se fundamenta en la opción tradicional de la formación médica continuada cómo sea presencial o a distancia.

Esta formación médica continuada suele basarse en el desarrollo de actividades a través de cursos, talleres, seminarios y congresos en los que los profesionales sanitarios se acreditan con de créditos de formación médica continuada.

Novedades a corto plazo 

La Union Européenne des Médecins Specialistes (UEMS) y el European Accreditation Council for Continuing Medical Education (EACCME) han definido criterios para otorgar créditos de  formación médica continuada a actividades de desarrollo profesional continuo.

En el artículo se narra cómo recientemente la Union Européenne des Médecins Specialistes ha acreditado con créditos europeos de formación médica continuada tres actividades de desarrollo profesional continuo que son:

  1. La revisión de material científico,
  2. La publicación de material científico, y
  3. La actividad docente en formación médica continuada (learning by teaching).

Gual prevé que en los próximos meses hará lo mismo el Consejo Profesional Médico Español de Acreditación para DPC/FMC (SEAFORMEC); organización que él mismo dirige.

 

Credenciales que certifican la formación

Otra de las cuestiones de candente actualidad que aborda el documento es el análisis de la calidad de las credenciales que certifiquen que su formación, preguntándose si esta es es la adecuada para el nivel de competencia que requiere y exige la ciudadanía.

De hecho, esta reflexión fue uno de los puntos de partida que en el año 2013, la Comisión de Recursos Humanos del Consejo Interterritorial de Sanidad tomó en consideración para aprobar dos documentos sobre el desarrollo profesional: el primero sobre las bases conceptuales del desarrollo profesional continuo y el segundo sobre el proceso de la evaluación de dicho desarrollo.

De las propuestas de dichos documentos, cabe enfatizar “la necesidad de que las médicas y médicos entiendan que la valoración del DPC/FMC (Desarrollo profesional continuo/formación médica continuada) no es ni un examen ni un obstáculo a su actividad profesional”, señala Gual en su artículo.

La complejidad de los indicadores 

En el artículo que firma Arcadi Gual como editorial en el último número de la Revista Clínica de Medicina de Familia, se señala lo complejo de obtener indicadores vinculados a ética y profesionalismo, actividad asistencial y formación, docencia e investigación y ponderarlos pertinentemente. Gual señala que esta cuestión ha sido uno de los “puntos críticos”.

Al final de su artículo, Gual apunta lo complejo de implicar a los actores principales para un plan común: “La evaluación del DPC/FMC es una asignatura pendiente que nadie se decide a abordar por su complejidad y por generar cierta sensación de temor en los actores principales, Colegios, SS.CC. y administraciones sanitarias”, señala.

Lee el texto íntegro en “La evaluación del desarrollo profesional continuo y de la formación médica continuada. Camino de la recertificación”, Editorial de la Revista Clínica de Medicina de Familia.

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