Con esa frase resumió Javier Gómez Marco, miembro del Grupo PAPPS-semFYC de Enfermedades Infecciosas y Vacunas, la situación en la que nos encontramos frente a la pandemia por COVID-19. Lo hizo en la webinar dedicado a esta enfermedad celebrada en la tarde del jueves 18. Organizado por semFYC y moderado por Germán Schwarz, estuvieron presentes expertos en temas como reinfección, pruebas diagnósticas y vacunación. Y asistieron unas 500 personas en directo, entre la web, YouTube y Zoom. La convocatoria de ambos eventos fueron un éxito, con momentos en los que había conectadas hasta 5000 personas.
El seminario comenzó con la intervención de Mar Martínez, miembro del Grupo de Trabajo-semFYC de Enfermedades Respiratorias quien hizo referencia a las reinfecciones por COVID-19 y, en concreto, se refirió a una única reinfección detectada en nuestro país. Se refirió a los protocolos de reinfección en tres pasos. “El paciente debe haber dado positivo por PCR o antígenos; y un segundo positivo por PCR o antígenos más de tres meses después del primero. Además, como tercera condición para considerarse reinfección, la primera y la segunda infección deben ser secuenciadas con distinto resultado”.
Martínez habló de la posibilidad de que aumenten las reinfecciones, en cuyo caso existiría la opción de “implicar la necesidad de administrar uno o varios refuerzos vacunales a gran parte de la población cada cierto tiempo”. Pero si se confirma que son marginales y no agravan la enfermedad, “no sería necesario incluir a las personas que mantengan anticuerpos en las campañas iniciales de vacunación”, concluyó.
Por otro lado, recordó que “hay que diferenciar lo que son reinfecciones de coinfecciones y de sobreinfecciones o infección secundaria. Y finalizó con la presentación de dos casos clínicos.
A continuación tomó la palabra Rafael Rotaeche, coordinador del Grupo de Trabajo-semFYC de Medicina Basada en la Evidencia, quien basó su intervención en las pruebas diagnósticas. Recordando, para empezar, que hace tan solo un año, apenas se contaba con ellas en Atención Primaria. Ahora, sin embargo, se cuenta con tres tipos: PCR, antígenos y serológicos, que tienen diferentes funciones según sus características.
“La PCR puede permanecer positiva entre 5 o 6 semanas sin que el paciente siga infectando. Algo que sí pensábamos hace unos meses” Por su parte, el test de antígenos requiere una carga viral alta, por eso se recomienda hacerse como muy tarde el día 5 o 6 después del inicio de los síntomas. Del mismo modo, los últimos estudios “subrayan que la sensibilidad de los test de antígenos en asintomáticos es muy baja, incluso menor al 50%, por lo que la PCR es la mejor prueba para cribados, asintomáticos y contactos”.
Javier Gómez Marco miembro del Grupo PAPPS-semFYC de Enfermedades Infecciosas y Vacunas centró su charla en la vacunación. Y quiso dejar claro que “sabemos que las vacunas son solo vacunas, con sus ventajas, inconvenientes y efectos secundarios. Este año hemos visto cómo se han empezado a producir vacunas a riesgo: Es decir, sin saber si llegan al umbral de al menos un 50% de efectividad que la OMS se marcado como aceptable para COVID”.
Pero la realidad es que en marzo de 2021, un año después del comienzo de la pandemia, “tenemos cuatro vacunas disponibles aprobadas, algo inaudito hasta ahora”. Pero no se puede vacunar a todos al mismo tiempo. “En España se habla de vacunar a entre el 60 y 70% de la población adulta y en solo meses”, lo que supone un enorme reto.
Esa es la razón que llevó a establecer tablas de priorización, utilizando el nivel de vulnerabilidad de los distintos sectores de la población. Con los datos de comorbidad se establecieron como prioritarios: residencias, mayores, sanitarios…
Todo ello teniendo en cuenta la iniciativa COVAX, que se puede resumir en estas palabras: “O salimos todos o no salimos ninguno; ningún país ganará la carrera contra la pandemia hasta que todos la ganen”.
Finalmente, Susana Martín Martín, coordinadora del Grupo PAPPS-semFYC de Enfermedades Infecciosas y Vacunas hizo un repaso por las vacunas con que contamos en la actualidad poniendo de manifiesto, en primer lugar, que “lo que queremos con las vacunas, además de reducir la morbilidad, es reducir sustancialmente las complicaciones de los pacientes”.
Cuando habló de la Pfizer comentó su gran efecto “en la población mayor, la más vulnerable: aquellos que están por encima de 60 años”. Y continuó: “Con la enorme cantidad de gente que participó en diversos estudios y con las primeras campañas de vacunación, estamos viendo que la eficacia de Pfizer a partir de la segunda dosis es muy grande”.
Sobre la de Astra Zeneca, afirmó que se ha demostrado que “los efectos adversos son poco frecuentes y que los beneficios superan los riesgos de los efectos secundarios; además, que la vacuna no aumenta el riesgo de trombosis y que no hay evidencia de problemas con lotes determinados de esta vacuna ni defectos de fabricación”.
Pero quiso aclarar que “se está vacunando masivamente en todo el mundo, por lo que es normal que cualquier circunstancia sea mucho más visible que en cualquier otro periodo en la historia”.
También dejó claro la posibilidad de aparición de nuevas variantes, frente a las que habrá que hacer variaciones en las vacunas para conseguir una mayor efectividad.
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