23 marzo 2021

Como médicos de primaria es bueno tener una visión global de lo que está pasando en el mundo… Tranquilos, seré breve. Pero ¿sabíais que en el momento de escribir este artículo (15 de marzo de 2021), está teniendo lugar una epidemia de gripe aviar N5H8 en Rusia, dos epidemias de ébola en Congo y en Guinea y una epidemia de fiebre de Lassa en Nigeria de más de 300 casos? Eso, por no contar con las decenas de focos de sarampión, cólera o malaria alrededor del mundo. 

Hace algo más de un año, como miembro de la @COCOOPSI (Comissió de Salut Internacional de la CAMFIC), escribía en esta misma plataforma sobre la posibilidad de que las arbovirosis se extendieran por nuestro territorio y, como consecuencia, de la necesidad de tomar consciencia que enfermedades, otrora vistas como importadas, se podían convertir en endémicas.

Semanas después, desde el mismo grupo de trabajo, comprometida con la difusión de la idea de la salud global, organizábamos 5 sesiones sobre enfermedades emergentes (arbovirosis, MERS, fiebre de Lassa, ébola y fiebre amarilla) en las 4 provincias catalanas junto con la Agencia Catalana de Salud Pública y diferentes servicios de salud internacional.

Y hace algo más de un año, llegó el COVID19. Pocas cosas han irrumpido tanto en la salud de nuestra comunidad (definida como bienestar físico, mental y social) como dicha pandemia. 

Leía en uno de los boletines del ISglobal (Sarukhan, 2021)  un ensayo sobre el tema. Enfermedades con potencialidad epidémica como el Ébola, el VIH, el virus del Nilo y ahora, el nuevo SARS-CoV-2 tienen algo en común: son zoonosis que, en algún momento, saltaron de animales a humanos.  De hecho, durante años, científicos en el campo de la salud global han estado advirtiendo de esta potencial “epidemialidad” de las zoonosis. La OMS incluso llegó a denominar esta posibilidad como enfermedad X (disease X), reconociendo así la probabilidad de que la siguiente pandemia sería causada por un patógeno desconocido…¡E hicieron pleno!.

Sarukhan lo explica muy bien. Se calcula que el 60% de las infecciones en humanos son zoonosis y las previsiones son que este porcentaje siga creciendo. El contacto entre humanos y especies selváticas está aumentando debido a actividades directamente relacionadas con el ser humano. La deforestación, el comercio de especies selváticas, la urbanización masiva que destroza zonas tampones y el aumento de viajes globales tienen una consecuencia clara: el número de epidemias por enfermedades zoonóticas está aumentando. Wilder-Smith (2017) lo definió como el resultado de la triada del mundo moderno: “urbanización, globalización y movilización internacional”.

Después de leer todo esto y sabiendo que la salud internacional nos apasiona ¿no os parece que todo hace pensar que, esperemos que más tarde que temprano, la historia volverá a repetirse? No sabemos si con una enfermedad que se transmita por contacto, vía aérea o gotas; con diferente mortalidad o infectividad, pero sí que debemos estar listos. Por mucho que nos disguste y nos dé pereza. 

Vale, ya os he metido miedo y todos andamos cansados. Pero ¿qué se está haciendo para buscar de forma proactiva patógenos y saber cómo protegernos de ellos? Pues hay varios proyectos, entre los que destacan el PREDICT project (2009) financiado por la USAID (agencia estadounidense de cooperación) que se convirtió en el proyecto más ambicioso en la búsqueda de nuevos patógenos. Fue lo que se llamó: One Health approach. Se visitaban hospitales, granjas y mercados de diferentes países recogiendo muestras y buscando patógenos potencialmente letales. Se detectaron 1200 nuevos virus con potencialidad infectiva sobre el ser humano (160 coronavirus entre ellos). El Global Virome Project (2018) desarrolló la idea de definir un atlas global con las zoonosis potencialmente peligrosas. O el Global Immunological Observatory  que recoge y analiza muestras de zonas de alto riesgo de infecciones zoonóticas. 

Con un pasado en el mundo humanitario y en epidemias, estoy acostumbrada a diseñar y revisar los ePREP (emergency preparation): diseños de diferentes escenarios posibles con la planificación de las diferentes soluciones. “Prepárate para lo peor y espera lo mejor” solía ser la máxima. ¿No tendríamos que tener una planificación y hacer simulacros y tener un plan igual que hacemos con la llegada de accidentes múltiples? La epidemia de ébola de 2014, nos hizo empezar a pensar en circuitos y todos los centros de salud terminaron con alguna EPIs en los armarios cogiendo polvo y que, irónicamente, ahora usamos todos los días ¿Saldremos de esta con ganas y recursos para estar preparados para la siguiente?

Coincido 100% con las palabras de Sarukhan en la necesidad de reforzar nuestros sistemas de salud pública y de atención primaria donde se establezcan centros centinelas, donde haya un sólido programa de seguimiento de contactos y un equipo de comunicación que ayude a la lucha contra desinformación y fake news. Todo esto enmarcado por un escenario que facilite la cooperación científica europea e internacional y dé una respuesta rápida, fuera de trabas burocráticas, a los desafíos que se planteen. Iniciativas como el CEPI (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations), ideada para planificar escenarios y soluciones a posibles epidemias, deben tomar relevancia en la esfera global. Y eso significa desarrollar medios diagnósticos, medicamentos antirretrovirales, vacunas “prefabricadas” (tipo RNAm, usada por primera vez en esta pandemia).

“La preparación toma tiempo, implica trabajo duro y es raramente reconocida. Pero esperemos que esta pandemia haya ayudado a convencer de la necesidad de prepararse e invertir en ella pues es imposible eliminar las zoonosis y no se pueden prevenir mutaciones ni saltos entre especies. Por eso, necesitamos observar, estudiar y estar preparados”.

En definitiva, cómo médicos de atención primaria jugamos un rol clave en esta preparación, tal como ya hacemos con la gripe, como intuimos en ébola y como empezamos a prepararnos con las arbovirosis. Sin la concienciación y preparación de la primaria, el nivel más accesible para la población, poco se podrá hacer ante futuros patógenos.

 

 

 

Carme Saperas

Coordinadora del grupo COCOOPSI


 

 Artículo principal

https://www.isglobal.org/en/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/en-lugar-de-esperar-a-que-surjan-nuevos-virus-deberiamos-estar-buscandolos/3098670/0

 

Enlaces

#HemosLeído PREVIO https://www.semfyc.es/hemosleido-enfermedades-emergentes-integrando-la-valoracion-del-riesgo-a-la-consulta/

Wilder-Smith et al. (2017):  Epidemic arboviral diseases: priorities for research and public health. The Lancet Infectious Diseases, 17(3), e101–e106. https://doi.org/10.1016/S1473-3099(16)30518-7  https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S1473-3099(16)30518-7

ENFERMEDAD X https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/-es-el-nuevo-coronavirus-la-enfermedad-x-/3098670/0

PREDICT PROJECT: https://www.thelancet.com/journals/lanmic/article/PIIS2666-5247(20)30002-1/fulltext

GLOBAL VIROME PROJECT http://www.globalviromeproject.org/

GLOBAL IMMUNOLOGICAL OBSERVATORY: https://elifesciences.org/articles/58989

COALITION FOR EPIDEMIC PREPAREDNESS INNOVATIONS: https://cepi.net/

 

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