21 febrero 2022

Estás en consulta y suena el teléfono, un aviso de emergencia, tu compañera  administrativa te dice al otro lado “viene la ambulancia es por un hombre de 35 años precipitado, no hay más datos”.

Justo en ese instante percibes como tu boca se seca, aumenta tu temperatura, sientes escalofríos, la frecuencia cardiaca se te acelera, tu respiración se acorta y hace superficial, las pupilas se dilatan… en el ámbito del estudio de lo psicoemocional se diría que lo que acabas de experimentar es la corporeización del miedo. Poner tu atención en todas estas sensaciones físicas tiene que ver con un sentido menos conocido pero muy útil para tu autorregulación emocional, la interocepción.

La interocepción se refiere al proceso a través del cual, el sistema nervioso detecta, interpreta e integra señales que se originan dentro del cuerpo, proporcionando un mapeo momento a momento del paisaje interno del cuerpo a través de niveles conscientes e inconscientes. El cerebro recibe, procesa y envía información acerca del estado en curso del organismo, tales como contracciones viscerales, señales cardíacas, cambios de temperatura y dolor (1).

La señalización interoceptiva se ha considerado un proceso compuesto  de reflejos, impulsos, sentimientos, respuestas adaptativas y experiencias cognitivas y emocionales, destacando sus contribuciones al mantenimiento del funcionamiento homeostático, la regulación corporal y la supervivencia (2).

Es también esa capacidad humana evolucionada y elaborada de sentir y reconocer nuestros sentimientos.  A través de estudios neurológicos en otros mamíferos y primates, Craig demostró que la red interoceptiva se conserva en todas las especies mamíferas, y que esta red está particularmente desarrollada e ínterconectada en los seres humanos (3). Abarca fibras desde las neuronas de la médula espinal, (que detectan el estado de todos los tejidos corporales) hasta el tronco cerebral y el tálamo que convergen mayoritariamente en la corteza insular ¿Cómo puede ayudarnos en el momento de enfrentarnos a la emergencia, poner atención a la expresión física del miedo, en vez de fingir que no lo vemos y hacer como si no estuviera ahí?

Las emociones cumplen aquí una función interesante, que resumidamente sería informarnos de la oportunidad o amenaza de la situación que se vive. El problema surge cuando la emoción, debido a su intensidad o falta de regulación por parte de quien la percibe, inunda la conciencia, “toma el mando” y se instala en el centro de la atención transformándose en la protagonista de las reacciones que se suceden de forma automática, sin equilibrio, y llevándonos a tomar malas decisiones y actuar de forma reactiva .

Desarrollar la interocepción y la conciencia corporal nos permite mantener el equilibrio emocional y adueñarnos de ese espacio que existe entre el estímulo “aviso de emergencia” y la respuesta reactiva ”miedo” pudiendo atenuar  la intensidad de las sensaciones y permitiendo el desarrollo de una voz interior que nos calme y de confianza, para tomar mejores decisiones diagnósticas y terapéuticas y  poder resonar  desde una respuesta  adaptativa al estrés con el paciente  y ayudarle a autorregularse.

La teoría Polivagal de Stephen Porges (3) junto con sus aplicaciones clínicas (4)  nos permiten integrar “el sistema de conexión social” que hemos desarrollado los mamíferos y más específicamente los humanos. La conexión que se establece en el encuentro terapéutico se sostiene sobre circuitos orgánicos específicos (sistema nervioso autónomo, neurocepción, y sistemas de protección/defensa, desarrollados filogénicamente), cada vez mejor comprendidos. Sabemos que estamos dotados de un sistema de “escaneo” constante que explora las señales que recibimos del entorno en búsqueda de amenazas y oportunidades, y son captadas por nuestro sistema fisiológico (neurocepción). A través de la neurocepción recibimos información sub cortical (inicialmente no consciente) que se transmite a través del sistema neurovegetativo, y por vía aferente a través del X par (nervio vago : cardioneumogastroentérico) hacia el SNC. Cuando la información es relevante y se hace consciente hablamos de interocepción (la intuición que nos ofrece información de algo que nos interesa o conviene para nuestra supervivencia).

En la interconexión social hemos desarrollado formas para avisarnos de las características del entorno, interpretándolas como de riesgo potencial y/o de seguridad. La transmisión de esta información se da a través de las micro expresiones faciales : tono relajado o tenso de la parte superior de los músculos de la cara; el lenguaje corporal de: tensión /relajación, cierre / apertura, y también por el tono de voz : el timbre, la calidez y la prosodia.

Nos conectamos a través de los mensajes que intercambiamos mutuamente, de manera que este sistema de conexión social es la plataforma para establecer una relación de conexión entre el paciente y terapeuta. Por esto, autorregulándonos a nosotros mismos,  ayudamos a los otros a hacerlo también, no sólo al paciente, sino también al resto de miembros del equipo para así poder afrontar de la mejor manera, los desafíos que se nos plantean en el día a día de nuestra profesión.

 

 

Estefania Zardoya
Médico de familia. PAC de Vimianzo (A Coruña)
Integrante del Grupo Salud Basada en Emociones

 

Bibliografía


Yoris Magnago A., Salamone P. et al.  Interocepción cardíaca como mecanismo de regulación de las conductas y las emociones. Título del libro: Neurocardiología: Aspectos fisiopatológicos e implicancias clínica. 2018. Ed. Elsevier. ISBN: 978-84-9113-155-7

Farb N, Daubenmier J, Price CJ, Gard T, Kerr C, Dunn BD, Klein AC, Paulus MP, Mehling WE. Interoception, contemplative practice, and health. Front Psychol. 2015 Jun 9;6:763. doi: 10.3389/fpsyg.2015.00763. PMID: 26106345; PMCID: PMC4460802.

Porges SW. The polyvagal theory: Neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication, and self-regulation. New York, NY: WW Norton, 2011.

Geller S. Presencia terapéutica y teoría polivagal: principios y prácticas para cultivar las relaciones terapéuticas efectivas. En: Porges SW, Deb D, editores. Aplicaciones clínicas de la Teoría Polivagal. Barcelona, España: Eleftheria; 2019.p. 151-176

Benito E, Mindeguía M.La presencia. El poder terapéutico de habitar el presente en la práctica clínica. November 2021. Psicooncología 18(2):371-385

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