El editorial del número de diciembre de Atención Primaria aborda con emoción y sinceridad el gran paso que ha dado la semFYC en este terrible año 2020. En medio de la mayor crisis sanitaria que podamos recordar, la sociedad médica fue capaz de transformar en apenas unos meses un congreso clásico en el Primer Congreso Virtual de la semFYC. Todo un reto que pilló por sorpresa no solo a los miembros de la Junta Permanente y del Comité del Congreso, sino a todos los participantes e inscritos en el mismo. Pero el compromiso era hacerlo y no se dudó un momento.
El de Málaga de 2019 había dejado el listón muy alto y con las ideas muy claras de lo que se esperaba del siguiente. Por eso se empezó a trabajar en el 40 Congreso en cuanto acabó el anterior. Bajo el lema Avanzando hacia la Atención Primaria que queremos, se consiguió dar coherencia y sentido al programa científico. En febrero de 2020 todo estaba encarrilado. Pero entonces el SARS-Cov-2 irrumpió con fuerza cambiándonos la vida y, por supuesto, cambiando nuestros planes.
Pero ni la Junta Permanente ni el Comité del Congreso se amilanaron. Muy al contrario, se plantearon como meta la única opción real que se tenía: “convertir el Congreso de la semFYC en un punto de encuentro enteramente virtual, manteniendo gran parte del contenido científico previsto en el congreso’’. Y se consiguió no solo esquivando las diferencias, sino aprovechándose de las mismas.
Se convirtieron las dificultades nuevas oportunidades para que fuera aún mayor el número de médicos de familia que pudieran acceder a los contenidos del congreso. Contenidos que hubieron de ser adaptados al formato virtual, un trabajo intenso pero ilusionante para las y los ponentes. Gracias a todo ese trabajo se consiguió algo que reconocía el esfuerzo realizado: la Comisión de Formación Continua concedió por vez primera una acreditación a un congreso virtual.
Ya solo quedaba lo más emocionante para hacer realidad el reto: inaugurar. El acto de apertura se realizó en un solitario auditorio del Palacio de Congresos de Valencia en el que la voz era unánime: “Yo, médico de familia”, “Yo, médica de familia”. Lo decían los expresidentes y presidentas de la semFYC, médicos y médicas de familia de la Junta de semFYC, de WONCA…
Lo decían personas significativas de la sociedad que aprovecharon la oportunidad para darnos las gracias a nosotros, médicos de familia.
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